El pasado mes de Julio fuimos a volar con Teresa, un paseo de sábado por la mañana. Era la tercera ocasión en que mi pareja me acompañaría a volar, no hay dos sin tres. Eso que ella me dio el empujoncito a obtener la licencia. Hacia un día estupendo, con apenas viento y muy despejado.
En anteriores ocasiones, por tener el avión en el aeródromo de Hostalrich, los vuelos se habían realizado por las inmediaciones de la plana de Vic y la desembocadura del Tordera. En esta ocasión la idea era ver desde el aire la montaña de Montserrat. Uno de los lugares que me dijo, cuando estaba obteniendo la licencia, querría visitar desde el aire. Ese día había llegado.
Despegaríamos, como es habitual por las mañanas en el aeródromo de Avinyonet, por la 30.
No habían pasado diez minutos desde el despegue que advertimos la presencia de un polizón a bordo. Se había colado una pequeña avispa en la cabina y nos acompañaba. Estaba claro que no hay dos sin tres hoy.
Afortunadamente se ubicó en el cierre de la puerta y allí siguió casi todo el vuelo, aunque pasado un buen rato dejamos de prestarle atención y al aterrizar no sabíamos dónde había ido.
Volamos algo más de una hora, rodeando Montserrat. Un vuelo tranquilo sin presencia de térmicas dada la hora aún temprano para que el sol calentara de forma intensa. Dejo aquí un par de tomas de Montserrat realizadas durante el vuelo.
Una vista del Penedés, con la población de Avinyonet al fondo, Esta tomada en el tramo de viento en cola derecha de la 30.
Aterrizamos en el aeródromo de partida, no sin antes tener que abortar una primera aproximación al entrar alto y alargarse considerablemente el tramo de pista sin tocar, así que “metiendo motor” de nuevo al aire en la primera.
Disfrutamos mucho del vuelo.
❤️???