Recientemente salí a volar con Lenka. El día anterior conversando en la terraza del bar con un grupo de amigos, mientras disfrutábamos de unas cervezas, surgió el tema de volar. Tenía previsto salir al día siguiente y ofrecí si alguien quería acompañarme. Era evidente que Alberto no se ofrecería, eso de volar !!! Y Frank con quién ya he volado en dos ocasiones, anda todavía convaleciente de unas intervenciones. Magda o Lenka tenían la posibilidad. Pero fue comentarlo y Lenka puso unos ojitos de “yo quiero” que nadie pudo resistirse e intentar ocupar su puesto.
Así, quedamos que nos encontraríamos en Avinyonet temprano. Subirían también Alberto y Magda, quienes se quedarían en el pueblo cuando despegáramos. A ellos debemos el vídeo del despegue.
El día del vuelo, a la hora acordada nos encontramos en Avinyonet y nos dirigimos al aeródromo. ¿Y qué quería ver Lenka desde el aire? La Costa Brava! Nada más ni nada menos, estaba claro que sería un vuelo bonito y largo. Desde Avinyonet debemos dirigirnos a la desembocadura del Tordera y desde allí ascender la costa. Púes nada! Preparación del vuelo y la apertura del plan de vuelo, informando de la ruta prevista. No está de más.
Despegaríamos a las 07:10 GMT, en un día magnifico, con escasas nubes a primera hora en el Penedés y que desaparecerían el resto del vuelo. Nos dirigimos a la desembocadura del Tordera bordeando el CTR de Sabadell y atravesando el Vallés.
Alcanzada la costa, la bordeamos hasta “Les Illes Medes”, frente a la costa de L’Estartit. Como la costa quedaba a nuestra izquierda, sugerí a Lenka que hiciera fotografías a la vuelta y disfrutará del vuelo, mientras le explicaba procedimientos y manejo del avión.
Alcanzamos les Illes Medes rodeándolas para disfrutar de sus vistas e iniciamos el vuelo de regreso. Lenka estaba como alucinada, en ocasiones ni contestaba, ensimismada mirando la costa, descubriendo playas, calas y cuevas. Ahora la costa iluminada por el sol de la mañana estaba a su lado y bajo sus pies. Algunas imágenes captadas.
La Tramuntana soplaba fuerte, hacia viento desde el Sur por el giro que esta corriente de aire experimenta al adentrarse en el mar y volver hacia la costa. Teníamos la intención de hacer una parada en Hostalrich. Pero el viento estaba haciendo de las suyas y se nos informó por radio de la presencia de rotoras en la cabecera de pista. Mejor seguir hasta Avinyonet.
El regreso fue algo movidito y la escritura en el móvil no es buena idea, así que tuvimos a bordo algunas anécdotas que hacen este vuelo inolvidable. Aterrizamos a las 10:00 GMT en Avinyonet, con un aterrizaje, digamos “acelerado” por el viento en cola. Este mes estoy batiendo mis propios records de horas de vuelo.
Cierre del plan de vuelo y a cumplimentar documentación, mientras tomamos un ya muy necesitado refresco. Tras repostar el avión, cuadrando casi milimétricamente los cálculos efectuados de consumo de combustible, hangaramos.
Recogimos a Magda y Alberto para regresar a Barcelona, donde juntos degustaríamos un delicioso pato Pekín, entre otros platos. En definitiva un día de vuelo estupendo e inolvidable en grata compañía. Hemos aprendido muchas cosas en este vuelo, con varias lecciones que tendremos en cuenta. Y con la satisfacción de saber que Lenka quiere volver a volar, no debió estar del todo mal, al fin y al cabo, ¡es una aventurera!