He sido aficionado a la simulación de vuelo desde que tengo ordenador. Siempre fueron el tipo de programas que llamaban mi atención. Aunque en los inicios jugué a algunos tan emblemáticos como «Secret Weapon of Luftwafe», «F-15», «F-19» y muchos otros donde se realizaban vuelo de combate, realmente el simulador que más me llamó la atención y con el que aprendería mucho sobre navegación, cartas aeronáuticas, procedimientos, entre otras cosas, fue el Flight Simulator.
Realmente un programa que acercaba a nuestro hogares la aviación civil. Empecé con el Flight Simulator 3.0, y creo haber pasado por todas las versiones hasta la FSX. Resultaba una proeza hacer un trayecto de tres horas entre Chicago y Nueva York. Dos de las cinco ciudades representadas en aquella versión, atravesando una llana pradera monocolor verde. Era gratificante poder alcanzar tu destino siguiendo las coordenadas, única referencia disponible si te alejabas de tu punto de partida, o eso recuerdo. Puede resultar aburrido, y sin duda lo era, si no tenías ya la curiosidad de la navegación aérea. Recuerdo que lo pasé a un amigo y me dijo «No hace nada!», debía esperar una nube de cazas que intentarán derribarlo o algo similar, como en la mayoría de los juegos de PC que se vendían.
Las mejoras en los equipos y en el programa permitieron cosas que en esos primeros momentos solo soñábamos. Hasta alcanzar los niveles actuales. En mi equipo dispongo del FSX con un generador de texturas en función de la época del año y la climatología reinante en los aeropuertos del plan de vuelo. Así como un generador de condiciones meteorológicas durante todo el vuelo.
Si eso lo ponemos sobre un Mesh de 5 metros y texturas obtenidas por fotografías satélite, tenemos un simulador que proporciona una imagen más que acertada del relieve por el que vuelas. Además de poder reconocer el terreno real si se activan los escenarios fotorealistas. Para los profanos, aclarar que las texturas son las imágenes del terreno, sus tonalidades. Y el Mesh son las elevaciones del terreno. Las que aporta el FSX por defecto, son puntos de elevación cada 76 metros, después tuve una cada 19 metros y la actual cada 5 metros, el relieve cambia de forma espectacular. Fijate en las siguientes imagenes, son la misma con una pausa en el vuelo, solo cambia el Mesh. Los puntos que marcan la elevación del terreno. realizados sobre la montaña de Montserrat en Barcelona.



Si quieres ver una imagen real de estas montañas en un vuelo realizado con el ultraligero la puedes encontrar en la entrada «Un mar de nubes«.
Mejoras con Internet
Internet también aportó la posibilidad de interactuar con otros pilotos virtuales. Incluso con controladores, lo que da un realismo sorprendente a la experiencia. Utilizando la frase de la compañía virtual de la que formo parte, «Si quieres dejar de jugar y aprender a volar…», únete a una comunidad de vuelo virtual.
Solo puedo hablar de la que conozco, AirHispania.com. Encontrarás la posibilidad de hacer toda la carrera de piloto virtual, puedes apuntarte a su escuela, gratuitamente puedes hacer el curso de piloto privado, helicópteros o el de controlador, etc. Solo se paga una pequeña cuota anual de colaborador. Si después quieres seguir con otros cursos o acceder a más recursos, pero no es obligatorio. Se sigue la normativa, los procedimientos, se realizan tutorías y prácticas, exámenes. Se vuela con el tipo de avión para el que estas autorizado y vas sumando horas en tu libro del piloto. Una experiencia que enriquece la simulación en casa a su más alto nivel. Se deja de jugar con el simulador, para «vivir» la simulación. En sus páginas y foros se encontrará toda la ayuda necesaria, el compañerismo se vive desde el primer día.
La cabina
El simulador puede ser tan simple como un PC con un joystick. Pero si te engancha lo complementarás con unos «cuernos», mandos de motor, pedales, y muchos otros. Si dispones de espacio hasta una cabina completa. Para muestra un botón, este es mi equipo de simulación.

Si te animas, tal vez nos encontremos en los cielos virtuales.